Siento que algo en mí está cambiando. No soy el de todos los días, ese muchacho sonriente, lleno de vida por todos los poros de mi piel. Mi mirada, tal y como me lo dijo una persona muy allegada a mí, parece triste y he podido comprobarlo. No tiene ese brillo de alegría que al despertarme y mirarme en el espejo me hacía sentir que podía comerme el mundo. Ya no me siento orgulloso de mis logros, pues el logro que de verdad quiero obtener, lo siento muy lejano.
Si no fuera por los amigos, y parte del apoyo que recibo de ellos, por mi familia, no sé qué sería de mí en estos momentos. He de confesar que, aún así, hay momentos en los que me siento solo, y noto que cuando estoy rodeado de mis amigos, me siento desplazado o incomprendido, en fin, que no encajo. No sé si será tan solo una mala etapa en mi vida, un bache, pero sí sé que esta persona que siento ahora, no soy yo o por lo menos, no suelo serlo.
Desde que sienta el impulso de volver a escribir, no dudéis de que lo haga, mientras tanto, solo me apetece reflexionar y reflexionar, al menos mis pensamientos sé que no fracasan.
Un saludo,
VIMAEL.
